jueves, 21 de febrero de 2008

ÚLTIMA ENTREVISTA A BONO




ENTREVISTA | BONO

'Cuando oigo una canción nuestra en la radio me encojo como si quisiera pasar desapercibido'

Por ANTHONY BREZNICAN


Bono y The Edge pasan andando por un puente peatonal que cruza un riachuelo cubierto de hielo rodeados de admiradores que alzan sus teléfonos móviles con cámara para grabarles en una especie de saludo colectivo. Los dos integrantes de U2 acaban de comer con el fundador del Festival de Cine de Sundance, Robert Redford, y caminan hacia el coche que les llevará a Park City, sede del certamen, a una hora de camino desde la residencia del actor en Provo Canyon.

Allí, en el salón de actos del instituto de la ciudad, con aforo para i.200 personas, se disponen a presenciar una primera proyección de U23D, la película sobre su última gira, Vertigo, rodada en un vanguardista formato tridimensional. Los miembros del grupo están convencidos de que la cinta marcará una nueva forma de hacer las películas de conciertos.

The Edge –su verdadero nombre es Dave Evans– se mete de un salto en la parte trasera de un todoterreno y Bono –nacido Paul Hewson– sube al asiento de delante, donde le gusta jugar con la radio. Unos cuantos admiradores se arremolinan en torno al coche y el cantante y el guitarrista bajan las ventanillas y agitan las manos en señal de despedida. A un tipo de veintitantos años se le notan los ojos llorosos tras haberse encontrado con la mitad de una de las bandas de rock más grandes del mundo y se le nota agradecido, no encuentra las palabras, superado por la emoción. Inmediatamente después ya se han perdido en la distancia, dejando a sus admiradores solos con sus recuerdos. A lo largo del cansino trayecto que atraviesa esta zona rural del norte de Utah, los dos no dejan de bromear como lo que son, un par de viejos amigos desde los tiempos en que iban a la escuela. La gira Vertigo generó unos ingresos de más de 256 millones de euros desde marzo del 2005 a marzo del 2006. Según la revista Billboard, sólo la gira Bigger Bang de los Rolling Stones ha recaudado más dinero. El grupo ha vendido más de i70 millones de álbumes en todo el mundo y ha ganado 22 premios Grammy. Éxitos como Sunday Bloody Sunday, Beautiful Day y One, han formado parte de la cultura de varias generaciones.

Sentados en el coche, ellos bromean sobre todo esto. Pero son conscientes de su importancia. "Sólo empiezas a pensar en ese tipo de cosas, en cómo la gente va a recibir lo que has hecho", explica The Edge, "cuando has terminado el trabajo. Procuramos ser lo suficientemente objetivos como para saber si una canción va a tener un eco más allá de lo que pensamos que puede dar de sí en un momento determinado. A veces es difícil mantener la objetividad".

Le secunda Bono, que comenta que la película pretende centrarse exclusivamente en la música, no en los personajes. "La gente no lo entiende", añade. "Hay tal cantidad de añadidos y sobreentendidos alrededor de las canciones que nosotros ya no podemos hacer nada".

Por las paredes rocosas y escarpadas junto a las que discurre la carretera gotea agua del hielo que se funde mientras el coche avanza. "Procuramos escribir canciones sobre el mundo que nos rodea más que sobre nuestros sentimientos", explica el cantante girándose hacia The Edge y hacia mí, que viajamos en los asientos traseros. "Dar rienda suelta a los sentimientos propios puede llevar a resultados un tanto desagradables".

Volvemos a la película. Con el movimiento continuo de la cámara tridimensional, U23D aspira a situar al espectador no en el mejor lugar desde el que seguir el concierto, sino en los 50 mejores lugares. Cuando habla del filme, Bono no puede reprimir una sonrisa de satisfacción y se ve cómo levanta las cejas por detrás de sus gafas redondas con cristales morados. "Tiene algo de rock and roll y algo de arrogancia, y eso te reventará o te encantará pero, al final, lo que cuenta es que tiene fuerza y emoción", resume.

Su secuencia favorita. Luego añade que su secuencia preferida es la de la canción Miss Sarajevo, que incluye un fragmento de ópera grabado originalmente por el recientemente fallecido Luciano Pavarotti. "Eso produce un impacto extraordinariamente fuerte y es muy difícil de escuchar [The Edge asiente en silencio mientras Bono sigue explicándose]. Tengo que decir que es la canción de U2 que más me gusta. Normalmente, cuando oigo uno de nuestros temas en la radio me encojo como si quisiera pasar desapercibido porque parezco una chica cantando o porque la letra no está conseguida del todo. Sin embargo, hay algunas canciones que me gustan de verdad. Miss Sarajevo es una de ellas".

The Edge añade: "Para mí ha sido estupendo ver esta película porque lo cierto es que nunca he visto a U2 en directo. ¡Y eso que he estado en un montón de conciertos de U2, pero el caso es que no los he visto nunca! En fin, esto es lo más cerca que he estado jamás de comprobar en primera persona lo que experimentan nuestros seguidores". Bono comenta que saber que lo iban a filmar con las tecnologías de grabación más avanzadas del mundo le produjo cierta ansiedad en algunos momentos. "Me daba la sensación de que estaba como en las vacaciones de verano. Cuando estoy de vacaciones gano peso. Me gusta comer bien y beber vino. Siento un poco de vergüenza al reconocer que en México [donde empezaba el tramo suramericano de la gira y donde comenzaba el rodaje] no estaba en mi mejor momento. No creo que sea la estrella de rock más presumida que hayas conocido, pero me entró un ataque de pánico sólo al pensar en las tres dimensiones... ¡Un culo de i2 metros! Bueno, el caso es que cuando llegamos a Buenos Aires, yo estaba otra vez en mi línea. Aunque viendo algunas tomas me digo: '¡Pero qué jodido gordo estás hecho!'. No puedo dejar de pensarlo".

La película ha tenido también un efecto de unidad en el grupo, al dar a cada uno de ellos una perspectiva más clara de lo que hacen los otros. "En esta gira Adam [Clayton, el bajista de la banda] estuvo que se salía. Es algo así como el genio solitario del grupo, se ha convertido un poco en un ermitaño. Él se dedica a lo suyo, a su arte y a su rollo, bastante cerebral".

Bono recuerda la actuación que hicieron en Sydney a principios de la década de los 90, cuando Clayton "pasó un momento terrible" en su lucha con el alcohol y se perdió uno de los conciertos, lo que puso en peligro la unidad del grupo. "Se agarró a su bajo como si le fuera la vida en ello y se asustó mucho con lo que le estaba sucediendo. Es increíble el cambio desde entonces hasta ahora; es una persona que está llena de música, de fuerza, de ganas de disfrutar, una persona que está con sus amigos, que está vivo, que le encanta estar vivo... ¡Nunca se puede llegar a saber lo que es esa sensación!".

Frustración y desesperación. Aunque los seguidores del grupo no lleguen a darse cuenta de tanta sutileza, Bono sostiene que la película capta la vida interior de sus amigos: "Yo noto la frustración de Edge. Al comienzo de la gira, en Buenos Aires, estaba pasando por algunos momentos complicados y esa violencia se nota en su forma de tocar la guitarra. Ése es el lugar adecuado para dar rienda suelta a tu desesperación". The Edge puntualiza. "Algunas de mis mejores interpretaciones, pero también probablemente algunas de las peores que jamás haya tenido con U2 están recogidas en esta película en tres dimensiones", afirma. "El último concierto de la gira, por razones personales que tienen que ver con la familia y la salud, fue la única vez en toda mi vida que he tocado en una actuación de U2 en la que habría querido no estar. Afortunadamente, viendo la película no creo que se perciba eso".

Lo que más le ha sorprendido a él de la película es lo separados que están uno del otro en el escenario. "Cuando yo estoy tocando y Bono está cantando te dejas arrebatar por la música y la proximidad física entre todos nosotros no es lo que más importa. Sin embargo, cuando lo ves en una película en tres dimensiones te das cuenta de que Larry [Mullen, el batería] está allá atrás y durante un momento piensas: 'Ufff, debe de sentirse un poco solo', sentado como está allí detrás de la batería, sacando de sí todo lo que lleva dentro, y eso todas las noches, como si sus compañeros de banda estuvieran esparcidos, perdidos por ahí, en un salón enorme".

Otra razón por la que querían hacer la película era para llegar así a todos sus seguidores que no pueden permitirse el lujo de pagar la entrada de un concierto. Según Bono, ellos tratan siempre de que haya unas cuantas localidades a precios asequibles, pero no son nunca suficientes.

Un lago extenso y helado se extiende ante nuestros ojos al lado de la autopista de Utah, blanca debido a la sal que han echado para disolver la nieve. Bono señala al sol del atardecer ocultándose entre la bruma. "¿Puedo interrumpir?", pregunta. "Hay un momento extraordinario en Irlanda, donde vivimos nosotros, en el que el mar y el cielo adquieren un color idéntico y desaparece la línea del horizonte. Estoy observando esas montañas y eso mismo está a punto de suceder aquí".

Rebusca debajo del asiento y saca una caja de CDs, y de ella elige un disco rotulado a mano. "Tengo la canción justa para este momento, si soy capaz de encontrarla, claro". Introduce el disco en el reproductor y una poderosa distorsión sónica inunda el habitáculo. La canción se titula No Line On The Horizon. El grupo todavía está trabajando en ella con vistas a incluirla en su próximo álbum. "¡Es demasiado fuerte!", grita Bono, "pero merece la pena, aunque sólo sea para tener una idea de lo que puede dar de sí. Este disco no es más que una prueba". La canción suena muy irregular, oscilando entre ráfagas brutales de la guitarra para subrayar la frase relajada del título. "Esto no es más que unos primeros apuntes", explica Bono. Y mete otro CD. Se trata de la versión que U2 hace de una tonadilla popular irlandesa, muy alegre, sobre el cantante de música popular Ronnie Drew, uno de los fundadores del grupo The Dubliners. Bono canta superponiendo su voz a la que sale por los altavoces, que es también la suya, hasta que deja de hacerlo para indicar el momento en que entran Sinead O'Connor y Andrea Corr para hacerle los coros.

El próximo disco. Ambos colegas comentan que se les ocurrió la canción como una manera de homenajear a Drew, quien, a sus 73 años de edad, está enfermo de cáncer. Posiblemente la saquen al mercado en los próximos meses como disco sencillo. Puesto que estas grabaciones están todavía en una fase muy primitiva, no está clara cuál pueda ser la dirección que tome el grupo en su próxima colección de canciones. Mientras el coche se abre paso a través del tráfico de la animada Main Street de Park City, Bono y The Edge dan alguna pista.

Pero sobre todo conversan sobre lo que más les gusta de las películas en general. "Lo más complicado es hacer reír, eso siempre, para cualquier artista, para cualquier escritor, para cualquier fotógrafo", subraya Bono. "Eso es lo más difícil de expresar porque la alegría es imposible de inventar mientras que la desesperación… No tienes más que intentarlo, ya verás". "No tienes que esforzarte excesivamente para sugerir desesperación", añade The Edge. "Es demasiado fácil", coincide Bono. El coche se detiene en su destino, se despiden ambos y se lanzan hacia una nube de admiradores que, desde que empezaron el viaje, está aparentemente esperándoles siempre al final del trayecto. Son otras caras, por supuesto, pero la expresión es la misma; desde luego, no es de desesperación.

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